Al mirar tu figura tan divina
en mis venas la sangre se dilata,
y corriendo veloz, pasión desata,
al hervir mi apacible adrenalina.
Es tu estampa la rosa que germina
con esencia que embriaga y que arrebata;
porque tienes la imagen que retrata,
del amor, su belleza cristalina.
Yo quisiera por siempre cobijarme
bajo el cielo glorioso de tus besos;
y en tu lúbrica fuente emborracharme
disfrutando tu cuerpo y sus excesos;
¡y sentir el placer de acurucarme
en tu nido bordado de embelesos!
Autor: Aníbal Rodríguez.