Al enemigo certero
que punza con su saeta
con un verso de poeta
yo le digo lo que espero.
Lo que espero, de enemigo
es que busque su sendero
que le alumbre aquel lucero
como alumbra a flor del trigo.
Oiga bien lo que le digo
en esta noche serena
deje de cargar su pena
que es mejor un buen amigo.
Al soberbio lo bendigo
por su modo petulante
que con su orgullo farsante
termina siendo un mendigo.
Al enemigo gratuito
el que nunca fue invitado
ya será recompensado
conforme a lo que ha suscrito.
A todos llega su tiempo
porque todo se marchita
con la parca y su visita
que nunca llega a destiempo.
En la vida nada vale
si valen nada las vidas;
ni necesitan heridas,
para saber lo que vale.