I
Me has mecido entre tus brazos en noches de insomnio, me has dado un regazo de besos rotos.
Siento que haces tanto ruido con tu silencio, foraste mi cielo de nubarrones. Me llenaste de ocio y angustia.
Me castigan amores del pasado, mi circulo vicioso, familiares incultos.
Tu me has acogido en tu nido, me das aire para respirar, y luego tratas de asfixiarme.
Diseñaste una prisión de cuatro paredes, donde la tristeza, la depresión y los recuerdos me vienen a visitar.
Me das un ocaso de paz y un ósculo de congoja.
Marchitas mi cordura y riegas mi locura.
II
Días monótonos, cortas conversaciones, mente pensando, lágrimas a la deriva, mi ser yace en el suelo, las penas llevan su prisa. La muerte se asoma y dice hola.
Sentirse con vida.
Sentir como el viento danza en tu rostro,
inhalar el olor de un campo de dahlias,
mojarse en manantial, ser amado,
la sonrisa de un infante, las ultimas horas de la tarde,
y más allá de eso existe mi soledad.
III
Mi soledad es vaga tratando de tejer
mis emociones y curar mis aflicciones.
Me tiene tras las rejas de mi mente.
Mi cuerpo es una reliquia agrietada que
se exhibe en el museo de mi hogar.
Mis ojos son una boya perdida en la costa,
alejándose con olas de parpadeos.
Mi corazón son calles desiertas.
Siempre me quedaré guardado en tu pecho.
Te amo con pesar mía soledad, soledad mía.
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