Después de feroz tormenta, la bruma
me abrasa con violencia, me lastima;
rapaz envuelve con dolor mi estima
con garras que denotan furia suma.
La noche me sorprende con la pluma
tratando mitigar tan dura inquina,
y presto va mi musa que es muy fina
brindando su halo grácil que perfuma.
Así voy liberando el alma en pena
dispuesto a atemperar mi sufrimiento
por obra de mi escrito en gracia plena.
Y cambia en fantasía el cruel lamento
llevando con mi numen que serena
angustias que otros años trajo el viento.
Jorge Horacio Richino
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