Te encontré sentada en una de estrella,
en la noche sumergida,
contemplabas el cielo
con la mirada perdida.
Balanceabas tus piernas
bajo una luna encendida.
Tu hermosura era infinita
como una imagen en dos espejos enfrentados.
Te vestía una sonrisa
que me dejó alucinado.
La luz de la luna hacía brillar tus ojos
dejando claro que eran el centro de tu belleza.
Qué linda coincidencia
la de encontrarte en esa estrella.
Me asomé por tu mirada para espiar tu alma,
pero me invitaste a entrar y conocerla.
Me inundó una alegría
que fue imposible contenerla.
Jamás vi un alma tan brillante y colorida,
tan pura y llamativa,
tan sensible y viva,
tan única y atractiva.
Tímidamente te mostré mi alma
y como si fuera un imán se pego a la tuya.
Tu alma hizo brillar a la mía
hasta que fue en la misma sintonía.
Me enseñaste a sentir
y lo hermoso que es vivir.
Hiciste a mi vida bella.
Qué suerte encontrarte en esa estrella.
Tomaste mi mano y me llevaste de viaje.
Me mostraste los rincones del cielo
para continuar con mi aprendizaje.
Me enseñaste que el universo no tiene límites,
pero que se confunden con nuestras limitaciones.
Nuestro viaje se llenó de música
y de un millón de canciones.
Tu alma y la mía no pararon de brillar
y se volvieron imposibles de separar.
Juntas empezaron a iluminar
con una luz que no las dejaba diferenciar.
Empecé a dudar de las casualidades
y a cambiar mi creencia,
encontrarte en esa estrella
no fue una coincidencia.
Me abriste tu corazón y no pude creer
que Dios haya creado a tan impresionante mujer.
Me enamoré de vos,
me enamoré perdidamente.
Cómo no hacerlo ante semejante ser.
Para quien quiera saber
cuando el amor de su vida va a llegar
lo único que le puedo decir
es que de su llegada se va a enterar.
Que va a entender lo que es amar,
que por esa persona su vida es capaz de dar.
Que en su cabeza no va a haber otro pensamiento
mas que el de querer su felicidad en todo momento.
Que esa felicidad justifica hasta el propio sufrimiento.
Finalmente entendí
lo que pasó la noche aquella,
me enamore de un ángel
y no fue coincidencia.
Contemplaba el cielo
sentado en una estrella.