Los conflictos y alegrías de la vida
Compartimos, uno siempre para el otro,
nuestro amor resistió nuestras diferencias
porque con respeto escuchamos
el punto de vista de cada uno
Cultivamos nuestra propia individualidad,
pero como uno, en tiempos de necesidad,
el amor había tejido su telaraña intrincada
entre nuestros corazones fervientes.
Un lazo que nunca rompimos
Con los años estamos madurando
y nuestro amor aumenta en perspicaz
nuestra intimidad jamás un ritual,
sino una entrega de cuerpo, alma y mente,
nuestros ojos leyendo lo tácito
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