Si estamos en los momentos,
cuando faltan los alientos,
es que estamos de verdad.
Entonces es cuando somos
conscientes en algún modo
de que debemos estar,
porque tendemos un puente
entre nuestro ser consciente
y la simple realidad.
Es saber cuando opinar
cuando las penas del mundo
nos llegan a lo profundo
y nos empujan a hablar,
sin dejar la espalda herida
que marca la cobardía,
con sus fuerzas escondidas,
que los labios contamina
y te dicen de callar...
Estar por estar no es bueno,
estar sin hablar tampoco.
Dejar lo injusto campante,
con su jerga dominante,
que dañe lo bueno y ya,
no es vivir en este mundo,
es habitar lo profundo ,
donde viven los abusos
y los amigos del mal...