Busca el marino
el remo y la trainera
en pleamar.
Y luego embarca,
navega hacia los mares
por la bahía.
El mar cantábrico
le espera con sus aguas
azul celeste.
Rema despacio,
los muelles y la villa
quedan atrás.
Allí le esperan
los ojos y las manos
de un corazón.
En ese cuerpo
le aguarda la ternura
que tanto ansía.
Pero es el mar
de playas y de pescas
quien hoy le llama.
Debe lograr
pescar los calamares
para venderlos.
Un día más
la magia y el trabajo
funden sus besos.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/09/20
(Esta vez el tema es el del mar y ese \"marinero\" que tiene que salir a buscar la pesca y, a través de ella, el fruto y el dinero para poder vivir o sobrevivir. En este caso he plasmado, o intentado hacerlo, en la figura de un marinero jubilado que son los que aquí, en el norte, salen o salían a pescar esos \"calamares\", en sus botes o barcas pequeñas de motor, aunque yo lo he llevado a esa otra figura, que con sus remos tenía que salir hasta la altura de las playas y allí, con paciencia, buscaba conseguir esa docena o docenas de calamares para luego venderlos a los bares y vecindario.)