Como nieve tu cabellera blanca,
deja ver la vida que has recorrido
y en tus narraciones yace perdido
el nieto travieso que amor arranca.
Tus ajadas manos que lo acarician
reviven en ti juventud perdida,
más en tu existencia ya desvalida,
tus sentidos la hora final malician.
Hoy tu mustio cuerpo, ayer florecido,
sueña con todo lo que te hizo fuerte
hollando en ti sentimiento profundo.
Más no hay por qué revivir lo perdido,
si en tu tálamo rondando la muerte
planea transportarte a un mejor mundo.
yali.