Subsiste menos un hombre que un cerillo,
pero el sol prefiere su fulgor,
a pesar de estar expuesto a que te borren de la nómina de la vida,
y no puedas seguir la senda de los dioses.
Todo lo que apremia pasara pronto,
sólo hay que querer la luz,
estar atento a cada amanecer,
ser siempre testigos del vaivén de los girasoles.
El magnífico coloso del tiempo avanza con paso seguro,
nos va dejando solo ramos de algas y corales,
un vasto cielo de diademas con estrellas ciegas.
Tiempo que siempre conviertes a la vida en una nueva geografía,
prodigiosamente pasarás cantando a la luna,
llegarás apresurado para ir tras el viento.