Muchas veces caminamos en el universo, buscando la paz y el consuelo, para darle el alivio a mi alma y se terminen las lágrimas. Por lo más que caminamos, sentía que más me alejaba y a pasos agigantados mi vida se acababa, no medaba cuenta porque joven en los placeres de la vida me enredaba sin en cotral la paz a mi alma,
Viví, sintiéndome como un animal enjaulado, era presa en las garras de los malditos vicios dónde me encontraba atrapado, como una mosca en una tela de araña,
Eran mis pazos erróneos que daba, mientras mi madre a dios le suplicaba, que tuviera piedad de mi alma, abrió mis ojos dándome cuenta que el me amaba, hoy enderezó mis pazos y me mostro que un ser puede ser amado, tengo paz como una dama que de distancia me da su cariño,
El me enseño un nuevo caminó cambiando mi vida, apartándome de todos los placeres y los vicios que hay en la vida
Fue una tarde que la tristeza y la angustia me atrapaba no queriendo no continuar con la vida, frente a mi estaba un amigo, yo le quise hablar de mi vida, ya conozco tu pasado yo soy tu amigo el que no has visto ni me has sentido, soy el Señor Jesucristo, el que en la cruz pago por tus pecados, hoy aprendiste, que los placeres de la vidas son sonrisas y alegría, pasajeras destruyendo tu vida es como las estrellas que cuándo es de día desaparecen llevándose la luz y la alegría
Él dijo venir a mi todo los que estáis cargado y cansado que yo lo are descansar,
Gracias por aceptar mis letras
Autor eco del alma, derechos reservados
Antofagasta, 01, 02, 2021.-