A tientas y en mitad de algún pasillo
sonámbulo, mi ser, parece juega
queriendo franquear ese pestillo
que toda tu pasión me la deniega.
Andando con mis pasos fantasmales
compruebo que vacío está tu lecho
confuso al deducir que también sales
en busca de inquietudes en el pecho.
Regreso de inmediato hacia mi cama
contigo tropezando bruscamente
e iguales, al instante, nos reclama
el ansia de besarnos mutuamente.
Amándonos, dormidos, caminamos…
…y entonces, justo ahí, ¡Nos despertamos!