Noté a una hermosa chica en la orilla
envidiando olas que vienen y van,
pensé que quería ser avecilla
esas que posan y luego no están.
También pensé en copos de una semilla
esas que si las soplas, ¡volarán!
pero mucho más pensé en una arcilla
que se desvanece sin su guardián.
Y luego como si algo me cegara,
la perdí en luz inquietante y ajena,
sin ver despedida, sin ver su cara.
Quedé intrigado por esa sirena
¿quiso que océano se la llevara?
¿o talvez... se desvaneció en la arena?
Me quedé sin sus huellas en la arena.
Miro al mar -¿Quiso ella qué lo llevara?-
-¿Quiso ser, o tal vez ya era sirena?-
El viento llega y se nubla mi cara,
las gotas caen en nostalgia ajena
como si mi destino se cegara.
Indeciso oleaje fue guardián
que se acercó y desmoronó la arcilla;
mil migajas al viento volarán
pues mi rima no ató nuestra semilla.
Mil suspiros, mis latidos no están,
se quebraron mis alas de avecilla;
estrellas vienen y también se van
como oportunidades en la orilla.
¨*
Como aquella bella escena en la orilla.
sus versos me susurran y se van
solo me dijo un \"Hola\" esa avecilla
y hoy no escribo, si sus plumas no están.
Germinará otro verso, otra semilla
dónde sus nuevas rimas volarán;
mi musa moldeó adrede la arcilla
y ese simple recuerdo es mi guardián...
Mi poesía, antes que se cegara
la veía mía y también tan ajena
buscando en poemas siempre su cara.
El tiempo le dio alas a la sirena...
se fue sin que mis versos se llevara
mientras yo sigo... atascado en la arena...
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