Son la Luna y el Sol
luz para el orbe,
e iluminan las tierras
ricas y pobres.
El Universo estalla
en cien mil tonos,
no siempre los veremos
pero están todos.
El Sol en la alborada
luce cual oro,
no así el del Vaticano
que está de adorno.
El brillo de tus ojos
me fascinaba,
y tu sonrisa fresca
llenaba mi alma.
Tu preciosa mirada
es todo un reto,
si me sigues mirando
yo me embeleso.
La lluvia de la tarde
llama a la calma,
tu cabello empapado
... arma que mata.
Jorge Horacio Richino
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