Alberto Diago

¡Lee mis versos y... recuérdame!

Lee mis versos

a veces, a solas,

y... recuérdame;

que yo seré feliz

con tu recuerdo.

Lee mis versos

de tarde en tarde,

recuérdame...

como lo que fuí en tí:

el loco, el soñador,

el amor que no existió.

Y aunque no escuches mi voz,

encuentra mis palabras.

Y cuando una tardecita, sola,

estés tú meditando;

toma mis papeles

y encuentra a un buen amigo,

que yo estaré allí

para tu abrigo.

 

Jamás te sientas sola, 

pues yo seré... el silencio,

... el árbol débil

... el botón de rosa

... la paloma tierna

... el cachorro hambriento

... el niño triste.

Yo seré la última lágrima

de otro amigo ingenuo,

yo seré, después de una guerra,

... el viento nuevo.

 

Recuérdame,

pues yo estaré en el último poro 

de tu piel dormida,

en la última caricia

de una noche viva,

en el último beso

que esperaré por vida.

Lee mis versos 

de tarde en tarde...

y recuérdame,

¡que yo seré feliz

con tu recuerdo!

 

x E.C.