Busco ahora el silencio
como el árbol cubierto
por el manto de la noche.
Los papeles blancos
borrajeados de palabras
qué estos dedos agrietados escribieron.
De pronto se detienen
delante de mis ojos.
Afuera,la luna alumbra
las gaviotas,centellas
flotando en la inmensidad.
Los pasos del mar
llegan a mi ribera.
Las ramas del sauce
cual largas cabelleras
acompañan el ondulando mar.
Me confunde ese rumor
lejos del silencio de este cuarto.
Vuelvo a las páginas
con hábitos repetidos,
buscando las palabras
en el silencio de mi cuarto.
Sin embargo; el mar,
golpea la orilla del silencio
y juega con las flores de los recuerdos.
Julio Carbó