Buscaba entre mi silencio
una presencia con luz
y solamente yo encuentro
que la luz sólo eres Tú;
llamaba con grito abierto,
pregunté, ¿quién me abrirá?,
sólo Tú, siempre despierto
me permitiste pasar;
pedí divino alimento
que me sanase mi herida,
llegaste hasta mí, en silencio,
tú verdad la hice mía;
hoy con tu fe libre vuelo
tu gran poder me ilumina...