Hay un fruto “falconiano”
acre con toque de miel,
tiene amarillo de día
y rojo de atardecer.
Cuando lo besan sonroja
cuando se moja florece,
cuando los pájaros cantan,
cuando aletean lo mueven.
En mi tierra se da un fruto
tiene forma de manzana,
bien jugosito por dentro
si lo menean araña.
Concentra toda su fuerza
más que pulpa de naranja,
lo procura el azulejo
lo come la paraulata,
el cardenal se confunde
con el rojo de su espalda.
Mientras el sol se despierta,
el canario nos responde
con un trino de cuidado,
cuando ve venir al hombre.
Toditos los pajaritos
alegrando las mañanas,
degustan el fruto rojo
revoloteando entre alas,
agradecen con cariño
al fruto de la sabana,
las aves le dan su abono
la gente quiebra sus ramas,
sin embargo reverdece
no conoce la venganza,
este fruto es más sabroso
si es del vecino la mata.
Ave María el dolor,
del que la pepa se traga
ni rezando un padre nuestro,
le desaprieta la traba.