Ben-.

El pintor-.

Yo aún recuerdo tu voz de tomillo

y el asco que manifestabas a toda religión.

Te recuerdo por tus vulgares maneras

y por el ocaso de sol, cuando plegabas,

de un trabajo que no merecías ni te gustaba.

Tus vulgares episodios y tus pantalones raídos

podridos hasta la cintura, y tus robos y tus manías.

Alguien por algo insuficiente, te acabó delatando,

y corriste por las superficies de pintura como un corzo,

diseminando tu semilla y acariciando la libertad.

Eras pintor, de boca ancha y amplia sonrisa,

nada que ver con los astutos y solitarios bebedores

de las ciudades. Te gustaban los pueblos y saneaste

más de una casa. Hasta que huiste, y huyó medio pueblo

contigo.

 

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