Eduh Siqueiros

SOLEDAD MÍA

Son inhalaciones y exhalaciones:
materia de gas; llantos, besos líquidos:
materia acuática, noches en vela,
¿desconcierto? lo sabes bien, mis horas
nocturnas son de pesadumbres, muero
y contengo el aliento por Amor,
felices son aquellos que descartan
de su sien el hecho de que el dulzor
y el amor, el sosiego y desazón
del derrame en mejillas son causal;
en el misticismo de la potencia
de la vida, de nuestra vida, ignaro
vamos del fuego, ese impulso que todos
perciben no con ojos, ¡acaso es
la sangre -el líquido vital-?, no así,
qué ingenuidad, que la sangre no vierte
llanto y jamás patrocina alegrías,
¿acaso en sus plaquetas se acurrucan
los barruntos y expectaciones todas,
o tal vez el sistema medular
de nuestro cuerpo?, ¿pero yace en ellos
esa sed eterna del absoluto?,
en mi habitación en soledad viajo,
hay otros mundos ¿pueden acaso otros
avizores alcanzar las visiones
que los míos alcanzan de tal modo?,
porque me es factible ver a los ángeles
sin estos mis órganos oculares
y sin mi voz les hablo; oh sangre mía,
no eres tú quien le basta a los barruntos,
eres pigmento en mi ser que podrías
sobre un monte correr y ahí morar
o en las formas de yeso y de metal,
mas la potencia con que siento y pienso
me levanta y me posee, irá a la Gloria
dejando mi consistencia de tierra,
fuego íntimo que contiene mi esencia,
en esa fuerza de mi cognición,
mi prudencia, mi arte y en mí el Amor,
lo intangible -imponderable-, es creer
y vivir por creer, no en la materia,
no en lo palpable, porque en el sepulcro
todo eso queda, es potencia inmortal
que se vislumbra en la ciencia y el arte,
y así por eso somos lo que somos,
porque sin el alma todo es banal.