Hay un poema que todavía no escribo
lo escucho en el silencio
como un lamento
de historias repetidas
de tristezas mortales
de pozos de azufre
de nieblas
de noches sin luna
Un quejido desde el vientre de la tierra
que reseca el suelo
congela el aire
y rompe en lágrimas
Un rostro inocente
que aún no comprende
por qué respira
si le arde la garganta
y se le quema el pecho
Por qué ve
si no hay colores
Por qué huele
si todo está podrido
Por qué escucha
si no hay música
Por qué reza si Dios ha muerto
por qué vive si está solo