Tal vez las duras pedradas del tiempo
hirieron descarnadamente los corazones
o el terrible tumor de la rutina
se tragó las ganas de volar.
Tampoco que pudieran ser
los besos que no se retejaron
ya que las goteras en los labios los enmohecen;
porque los besos son el pan de los enamorados
y su desatención provoca anorexia en los latidos
por falta de vitaminas en los sueños.
No debe descartarse un infarto de ternura en las palabras
ni la posibilidad de un desmesurado crecimiento
o cansancio en las sonrisas
porque cuando declinan las comisuras de los labios
se produce la tragedia bucal con su tristeza.
Es importante apuntar que la contumaz amnesia
de las caricias en la piel amada
conlleva a una oscuridad del fulgor de las miradas
y a un paulatino desenfoque de la pasión.
En lo concerniente al sexo decir que últimamente
han llegado multitud de hojas de reclamación
a la oficina de de quejas, la mayoría denuncian
una falta de condimentación en el deseo,
excusas por agotamiento laboral y ronquidos varios.
Ante estos síntomas, considerados en conjunto,
mi diagnóstico es que padecen de un desamor irreversible.