Augusto Fleid

Nostalgia

e giré hacia un costado

noto la figura ausente

el silencio impregnado

en el ambiente.

 

Falta la sonrisa

de aquella curvatura de su rostro

la torcedura menguante

de su espalda al despertar.

 

La casa se pregunta:

¿Quién falta?

Hasta la mañana tupida

se olvidó de su paleta de colores

miro hacia afuera por la ventana

se ha estacionado el otoño

en nuestro edén

 

El frío seco con su gélido

Aliento marchitó las paredes

que tornaron algo pálidas.

 

Nubes ásperas

se apoderaron de tu figura.

Allá afuera

Nadie me espera.

 

Una vez más sólo en casa

El gusto rutinario cansa

La alarma no cesa

Los segundos

Se tomaron una recesión.

Juntó a los minutos aguardando

Una decisión.

El corazón se mantuvo cautivo.

Las palabras les cautivó

las líricas de alguien más

con el agravio de una solitaria

nota.

 

Parece que no tienen definido

Un fin, soy como un alfil.

Sin una dirección clara,

una brújula con un sentido

Averiado, con caminos variados

Pero temo terminar varado

Siempre fui un ilusionado

Pero siempre termino decepcionado

Pero más duele cuando

Te sientes herido por dentro

Y tratas de encontrar

Las palabras para decir

que lo asimilas cuando por dentro

llueve a cántaros cuando

Sientes que algo falta

Y el espacio está tan lleno

Pero a la vez vacío

 

¿Qué estás fumando?...

que la humareda en la penumbra,

se multiplica

se va esparciendo por el mundo

y la densidad del humo mortifica

la respiración de un poeta moribundo

que suplica.

Seguir viviendo…¿qué significa?

si todas las recetas vienen impregnadas

con la unción de la muerte

avisale al cura que ni se moleste

en bendecir los tejidos del sudario

que si hay novedad en el purgatorio

le mandaré un recado con algún demonio

de los que recibe en el confesionario.

 

Son giros que ocurren en la mente

sobre la sinuosidad de la nostalgia

distracciones coartadas por la magia

veneno insípido de una serpiente

que si bien no mata, impreca y duele

y es entonces cuando tu conciencia

siente duelo y en tu alma llueve

 

Heridas que son, un mar cicatrizado

y manantiales anunciando que el olvido

nunca suele ser remedio demasiado

cuando la soledad, trae el ímpetu de río

en las ausencias, que dejaron un vacío.