No, no hay silencio es solo el crepitar de la noche que consume lentamente la hojarasca de los sueños.
Y ahí estamos vos y yo, resilientes de un mundo que ahoga y margina, que deja desnudas nuestras almas.
Cansados cuerpos, devorando las bocas a dentelladas, manos que acarician una antigua imagen desprovista de años, juventud añorada.
No, no hay silencio, solo el tiempo
que amanece lentamente acunando un ayer en un hoy vacío de esperanza.