Elizabeth Maldonado Manzanero

Secretos

Si te pregunta, responde con el silencio

más no le informes del color de mi mirada,

buscando como ráfaga el aura de tus pupilas.

No le hables de mis labios carnosos

que saben del sabor a hiel de sus besos, 

y de mi lengua que remueve su saliva.

No declares sobre mi piel consumida por tus besos…

No le platiques de mí andar vacilante por la vida.

De mi voz que se apaga, cuando te aproximas,

de las angustias que canta mi garganta, cuando estás lejos. 

No le digas de mi cintura en la que tus manos 

han dado mil viajes, hasta hallar mi luna, 

esa que contigo se eclipsa.

No le comentes de mis células que se derraman 

para resguardar tu desnudez cada día.

No le muestres que estoy en ti y me alimento de tu aliento.

No le hables de mis gustos, de mis canciones preferidas,

de mi  jactanciosa voz que en tus oídos palpita.

No disertes del tamaño de mis pechos

hospedajes cálidos y exclusivos de tu rostro,

nada comentes de mis brazos que te envuelven

y se extienden hacia ti como cobijas.

No le informes, que cuando soy tuya

no hay razón que no confunda.

No le digas que soy todo en la clandestinidad de las horas

en donde no hay nombres, pasado, ni futuro.  

No le indiques que vivo en los suspiros que mi labial tiñe 

indeleble sobre tus pasos como sombra.

No le digas que estoy tatuada en tu razón,

que reconozco su olor a través de ti y de ti le arranco.