Tengo vacío el pecho, siento vacía mi alma,
Ni el ver las olas agitarse junto al viento me reconforta llevándose mis tristezas,
Siento vacía la mente,
Ya no hay ánimos de querer aprender.
¿Dónde quedo aquel espíritu que moría por adquirir conocimiento?
¿Dónde quedo la sonrisa traviesa que llenaba mi rostro?
Ahora las lágrimas no tardan en salir, ahora la mirada se apaga más, los oídos están más listos para destruir que para ayudar.
¿Y el vigor?, ¿y las ansias?,
No veo, no, no veo nada, y si logro ver algo pues sería un puente que clama mi nombre sin cesar, un coche que me grita “cruza, hazlo, cruza”.
No hay noches felices, ahora solo hay noches vacías o llenas de llanto, ya no soy feliz, ya no me siento plena y lo único que digo o grito es “ayuda, ayuda, por favor, que alguien venga por mi cuerpo, que alguien me encuentre antes que decida terminar de hundirme, por favor, ayuda”.