¿A dónde iré para, al fin, encontrarte?
¿Dónde esperas para que a ti me acerque?
Al viento nómbrame para orientarme,
que con su soplo, hasta tus pies, yo llegue.
Nadie podrá decir que estás aquí
o por allá, no te buscaré así;
pues hoy eres como luz de relámpago
que brilla de un extremo al otro en lo alto.
Todos estos años he esperado
para ofrecerte mi buen servicio,
que tu labor quede en buenas manos
y tu nombre no merme en prestigio.
Haz que para ti haga mi trabajo,
tú que aprecias el trabajo fino.
Mi labor sujeta a tus mandados,
tu anhelo te dará con sigilo.