Me obnuvila mirarlos, me ama el sentirlos.
Me veo tan adentro de ellos, tan profundo.
Me embalsamo en tu mirada, como una bala
que perfora el aire con el que vivo.
Me erosiona el nadarlos, como océanos que
se suspenden en oleajes beneméritos de tu abismo.
Se conjuga el iris azabache que los prepara
con tinta que escribe la eutanasia de tu olvido.
Me aterroriza el dejarlos, aunque sea deslizada
por entre las miradas que en ellos me han abducido.
Dam your eyes, malditos tus ojos bandidos!
Si me despierto desde ellos mirándolos.
Como el horizonte y el mundo por fin siendo uno.
Como en cruzadas de un Da Vinci censurado en su vestigio.
Dam your eyes are so God dam beautiful!
Me palpitan sus pupilas dilatándose en lunares furtivos.
En gotas que trascienden en islas bohemias del infinito.
Me derraman sus alhajas, sus cantos y sus himnos.
Tránsfuga me vuelvo, en el centro de sus huracanes.
Que me hagan lava que pase a fundir tus pesares.