Carnaval de Venecia muy paquete
con un toque misterioso e indiscreto;
yo llevaba mi traje muy coqueto,
una máscara blanca y mi bonete.
A la fiesta privada me invitaron
previo pago de suculenta suma;
imposible que aquí yo lo resuma
ya que lujo y fervor me fascinaron.
Conocí a la princesa de mi noche
sin saber ni su origen ni su nombre;
mas ya no había nada que me asombre
pues todo me cerraba como un broche.
Y hoy repaso la escena a cada instante
de ese ayer que viví, tan excitante.
Jorge Horacio Richino
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