Quiero tus tiernos y hermosos ojos ver
como los ví la aquella noche de abril
bajo el solitario y callado balcón
que se volvió cómplice de nuestro amor.
Después, cada día tus ojos veía
noche y día, mi tiempo de enloquecer
mi comportamiento inusual se veía
ese profundo amor, ya no lo escondía.
Fueron los amigos quienes preguntaron
en la escuela y por la tarde en el trabajo
si fui por su rara belleza enganchado
no sabía si yo debía mentir.
Me sentía sumamente vulnerable
tal vez por el torpe miedo de atraparme
como caña suelta con el pez haría
y la salida del balcón no tendría.
En el entendido de no poder salir
me he entregado a ti para sobrevivir
y tal cual, le dependencia pronto llega
el cuello aprieta y no deja dirigir.
Quiero tus tiernos y hermosos ojos ver.