Dispuesto, ante la hoja en blanco,
para intentar un poema,
me encuentro, pero no arranco;
el comienzo es el problema.
Cansado del primer verso,
lo intento con el siguiente,
con un resultado adverso;
no hay modo de hincarle el diente.
Del segundo ya muy harto,
mas aún esperanzado,
pruebo un tercero y un cuarto
y la hoja en blanco persiste.
Cansado, al final, la aparto;
hoy la musa no me asiste.
© Xabier Abando, 08/02/2018