Inmóvil la princesa se ha quedado,
como muñeca de cera en un instante.
En su mirada se ven unos ojos grandes,
en sus manos un ramo de rosas apretado.
Se ve en ella un miedo in-controlado,
sus manos y sus labios delirantes.
En su madre unos ojos pensantes
en su padre se le ve con rostro preocupado.
La llegada de un hombre que entra al salón,
Quien se acerca despacio a la dama
Pregunta el padre que hace aquí el peón
un silencio en la iglesia y la mía campana
la oración del gitano que va de paso
corriendo la princesa, cae enamorada en sus brazos.