Nuestras almas se unen
en ese ritual aparejado
de versos apasionados,
donde los fonemas besan,
el ritmo, la rima sensibilizan,
y nos hacen bailar abrazados.
Nos amamos sin tiempo,
dejamos a los cuerpos sentir
acoplándose sinérgicamente,
encontrando la conexión perfecta
y como volcanes en erupción,
los sentidos se desborden…
Así nos amamos alocadamente,
abandonados en esos momentos
en que solo somos infinitos…
trasmutando la piel con el deseo,
dejamos que el hechizo de amor
nos lleve a mundos impensables.