Quisiera que en la quimera
de los espejismos locos
me sintiera más abuela
y menos una poeta
que rengueando todo el tiempo
escribe cosas que siempre
se repiten poco a poco,
tan despacio que de pronto
nadie controla más nada.
Hay veces que me sonrío
de lo que la gente piensa,
si supieran lo difícil
que se pone la vivienda
cuando la cama rezonga
por faltarme la obediencia.