Se perdió una mujer,
en el tosco convexo insaciable horóscopo,
entre trineos antropomorfos,
quizá en dunas repletas de pensamientos.
A saber dónde está,
si en a en b en c o en x o en silencio,
si en cuentos, en dramas, angustias, dimensiones,
supresiones, obsesiones, amarguras,
sujetos, predicados, oraciones, pleonasmos,
orgasmos, rimas, buenas malas o muy mediocres.
No hay pistas,
pero tantas autopistas, aquí, allá,
el hambre llena de motores,
de ochenta mil ruedas derrapando el pavimento.
De sabuesos con alma de Sherlock Holmes;
insisto entonces en la probabilidad de predecir las pérdidas,
pero el clima falla,
la economía falla,
la ciencia falla,
el hombre inevitablemente falla,
el ojo falla, la ilusión corrompe.
Entonces imagino,
doradas abejas invisibles entre aguijones,
mordiendo el ansia,
y una tras otra, mueren, no sin dejar su rastro,
un mensaje absurdo sin duda
entre los sueños de la vida cotidiana,
se perdió un hombre,
en el tosco convexo insaciable horóscopo,
entre trineos antropomorfos,
quizá en dunas repletas de pensamientos.
A saber dónde está…