Te soñé; venias de blanco con tu largo y transparente vestido rasgado por el tiempo y por el bosque, tus pupilas ámbar a contra luz de la luna se clavaron en mí, la brisa fría me conmovía las lágrimas. Caminé hacia ti, corrí, me arrastré pero no pude alcanzarte.
Esa madrugada el fuego se había apagado y una brisa helada se apoderaba de la cabaña, un sobresalto me trajo a la realidad, mire mi cama de punta a punta, con la esperanza de encontrar una huella tuya, un cabello, un suspiro.
Desde mi ventana el horizonte se veía cercano, la neblina cubría el camino y las montañas. No importa las vidas que no te he tenido a mi lado, seguiré viviendo y te seguiré buscando.
Paulina Dix