Elizabeth Maldonado Manzanero

Principio

Te sitiaste junto a mí como sombra en la penumbra,
contuve el aliento, pero el corazón dio un vuelco
cuando la osa mayor de tu iris comenzó a guiarme,
cual estrella de mí sino, mis mares torcieron hacia tus costas.
Derramaste lluvia abundante para saciar mis bosques
me rebosaste y en silencio, el tiempo se hizo sordo
para escuchar los alborozos de nuestro tacto.
Cual indescriptible fiera que devorara toda su presa
el deseo hincho la urgencia del beso en la boca,
como dos astas de toro a punto de empitonarme
nos enredamos en quejumbroso y convulsionado aullido,
penetramos el último recoveco de un tu o un mi,
para el nosotros quedamos tendidos como gotas de agua
sin vasija, desmayadas expiramos jadeantes y sin embargo
era apenas el principio…