Había olvidado esa sensación de la boca seca, los labios paspados y la voz ronca,
el llanto silencioso del amor no correspondido que no soporta la noche,
el crujir de un corazón herido que rechina como una madera vieja,
Había olvidado cuando me desmoroné en el baño la primera vez que se fue,
como sin querer deje de respirar,
como se me regresaba la comida del vientre,
mientras mis labios susurraban la constante pregunta ¿pero por qué?,
no recordé la sensación de asco en el espejo, que golpea tu orgullo,
o la mirada oblicua que denota unos ojos ensangrentados cansados de llorar,
no sentía un corazón roto bombeante hace mucho,
podría mentir y decir que la noche me dignifico de buen sueño,
y que el insomnio no me acobijo bajo su regazo,
porque en ese momento solo deseas estar muerto,
y también podría decir que es divertido ver como tu corazón es triturado con tu propio permiso,
solia pensar que el rechazo dolía solo una vez, pero no es así,
duele cada vez, porque siempre viene con una excusa distinta,
en el momento menos indicado,
en un estúpido 14 de febrero,
amar no debe ser tan difícil,
debe ser entregar todo y no guardar provisiones,
donde los besos tengan sabor a miel,
y los amantes no sean los únicos privilegiados de poseer un amor perpetuo,
un hermoso lugar donde todos podamos amar siendo correspondidos.