WandaAngel

DÁDIVAS

Te doy este amanecer

de invierno,

la niebla prisionera

detrás de la ventana,

mi insomnio de mil noches

deslunadas 

y un mediodía salpicado

de esperanzas.

Te doy una lluvia de atardeceres 

ya lejanos,

horas perdidas 

y no por eso olvidadas,

la intimidad secreta 

de un minuto,

y el abismo de un ocaso

bajo las sábanas. 

Te doy el perfume 

de una rosa despojada,

la fruta de un árbol 

que no sabe del mañana,

la espuma de mil olas 

 en una playa abandonada

y la arena que esparces

cuando yaces en la cama.