Los ojos de mis pies
y la vagina de mi pene
miraban hacia Jaipur....
mi inocencia era poca, mi sabiduría era excesiva
y eso hacía que el tiempo se desdoblara por momentos
y que el espacio se redujera a un granito de arena;
era mi conciencia que se revolcaba como un alacrán y una araña
intrepidez coadyugante
benevolencia sustanciosa y prístida
que baña de orines las cabezas de los mas devotos