Este poema esta dedicado a la gente que nos hemos manifestado el viernes 12 de febrero del 2021 a favor de la libertad de expresión en los juzgados de Castellón pidiendo la libertad del rapero Pablo Hasél . Lo hemos hecho amordazados de policías que multiplicaban por tres el número de pacíficos manifestantes. Algunos de los cuales han sido empujados, humillados, identificados, apartados, y provocados mientras resistíamos pacíficamente las agresiones policiales.
Especialmente quiero dedicar estas palabras a mucha gente que sufre represión y su caso apenas se conoce. Y al conocerlo uno no puede menos que caer abatido por el punto de represión , violencia y desprecio por los derechos fundamentales a los que se ha llegado en este país, máximo exponente europeo de los estados fallidos y represivos. La persona de la que os hablo “su delito” fue hablarle en catalán a un agente de la guardia civil en un control de alcoholemia. Ha sido gratuitamente por un juez condenado a prisión : “por hablar en Catalán. Este hecho fue tan inadmisible para un agente de la autoridad en Castellón, que un nativo le hablara a la cara en su idioma materno, y la actitud de defender su idioma como se defiende a una madre de un violador , que se inició un proceso represivo contra él desde ese momento( hace ocho años) y aún no ha terminado. En mi caso el delito tan grave para ir a prisión sigue la lógica tremendista de los procesos penales como los hablar catalán a una agente de la ley, ser de Senegal, evitar un desahucio, los más populares como cantar um rap. El mío es un un clásico nacional, el de escribir sátiras por el que sido sentenciado recientemente a 6 meses de prisión después de ocho años pasados ya de condena como apestado social. Mi caso poco mediático lo sufro desde el año 2013, y ha ido acompañado de un macabro proceso de acoso y derribo por parte de todas las instituciones habidas y por haber, desde fuerzas policiales, juzgados, ayuntamientos, servicios sociales, prensa, hasta una protectoras de animales que pasaba por aquí se animo con un espectacular montaje de maltrato animal, y aún no ha terminado mi proceso, lo peor presiento que está por llegar.
Sin embargo quiero ser optimista, en la oscuridad también hay luz, y belleza. He tenido un sueño y he visto que la libertad de expresión tiene más futuro que nunca en España. Nunca ha sido tantas veces tan nombrada, querida y apreciada.
Sea esta mi palabra hoy aquí entre vosotros pronunciada y compartida.
Bajad la cabeza hasta el pecho y escuchad mi verso:
I
Será difícil ver un nuevo día
donde se pueda escribir con libertad en España,
sin terminar en la cárcel o en el exilio.
Más no por ello habrá dejar de tener futuro
la libertad de expresión en España.
Podrá el sistema multar, acosar, hacer huir del país, censurar, encarcelar ,
a todos los artistas críticos con el poder .
Pero no conseguirán eliminar el recuerdo al hacerlo,
ni siquiera entre los neutrales que votan cada cuatro años.
Entonces diremos hoy que tiene más futuro que nunca la libertad de expresión ,
no por el artículo 20 de la constitución, sino por la calle.
Machacará con saña la prensa la conciencia colectiva,
para que la democracia sea de las corporaciones y no de las personas.
Pero para todos los oprimidos no está en juego el futuro de la libertad de expresión.
Ni siquiera cuando los jueces ignoren de que exista el derecho de expresión ,
por ser serviles como la policía a una dictadura.
Si condenan a los artistas por cometer un chiste,
es tan solo por no censurar un golpe de estado que condenó la libertad de expresión.
Tampoco es un problema de futuro,
una cultura superflua que venda en las librerías del corte ingles
y del careful miles de libros que no dicen nada.
Solo sirven embellecer las estanterías que se compran en Ikea los neutrales progresistas
La libertad de expresión seguirá existiendo en una celda donde un hombre llora de rabia e impotencia.
Su sufrimiento y su dolor será capaz conmover y traspasar los muros ,
de cada uno los pueblos donde haya a un prisionero artístico o político,
exigiendo libertad de expresión cuyo futuro está asegurado,
y bien guardado en los juzgados, las cárceles, los manicomios.
Habita en las calles tomadas por la policía,
intimidando a la gente marginal que usa la palabra directa y viva.
La libertad de expresión tiene un futuro seguro donde menos nos gustaría encontrarla.
Ángel Blasco