QUINSONNAS

Abanico (Soneto)

 

 

Lozana, un abanico, precipitas

directo al corazón de mi alma inquieta

moviéndolo, a propósito, coqueta

en juegos que promulgas y que incitas.

 

A todas mis defensas debilitas

erótica lo mismo que indiscreta

dichosa bajo un arte que interpreta

el ritmo de ventalle al que me invitas.

 

Enciendes a mi instinto con tus dones

guardando a tu recato lujurioso

detrás de un semicírculo bordado.

 

Me tientan los enigmas que propones,

manzanas de un Edén libidinoso

trayendo, en tu abanico, mi pecado.