Alfredo Saez

-La Hija de Calíope-

 

                               

Venerándote, te agradezco, mítica e ínclita Poesía,
 sin saber -si pleno del fervor gnóstico- te asumo...
ahí, en tu lumínico esplendor del titilo consular,
 tenue sombra gacha de mis penosas oscuridades.

Siento intimista que palpitas entre el sí y el no,
¡mía! brújula norteña; del resto, acaso el extravío
que sabia y egoísta no desnudas tus aladas bonanzas
 ni aún por los silvestres caminos de la criptografía,
 transeúnte de los áridos accesos al ara de tu altar.

Apenas tranquilizas –piadosa- mis eléctricas euforias
 descargando anémicas las ocultas intuiciones de mi Ser,
 galeote de tiempos originales de la humana condición,
anciano protohomo de australopitecos y  cro magnones
más otros biológicos eslabones de mutantes genomas.

Dime Poesía:¿Cuál es el secreto de tu esquiva magia?
 intangible bálsamo de ausencias catársicas que agobian,
 en la vaga soledad de amorosas, frescas y vitales cascadas,
 donoso itinerario onírico, vigilante de inocentes penitentes.

Lisiado, ato y desato tus seculares, sensibles protocolos,
los del hegemónico verso libre ó muy ensillada métrica,
con rima consonante ó asonante, museo del diccionario,
usos y abusos equilibrados de lúdicos juegos estilísticos
 desde metáforas, sinécdoques, tropos y el raro oxímoron
en cien, mil oportunas acuarelas del muy atónito arribo,
 fuga libre de la vieja prisión, en pasión ahora bendecida.

Estética y prospectiva engendraron, egregias,lírica intuición.
-¡Calíope, entre nutrientes mamas, repara!quiero sobrevivir.-