Al vate que pudo escribir
el verso vulgar o divino,
la rima que supo decir:
¡Del verbo será mi camino,
de rosa lo fue mi cantar
y mi alma es por hoy mi destino!
Y como las olas del mar
resuena tan alto su nombre,
que su átomo puede volar.
De cuyo lenguaje, que el hombre
adula, se escribe en los astros,
de cuyo lenguaje es renombre.
Con lises de azur y alabastros,
supremo y divino liróforo,
las musas te dan sus canastros.
La rama de olivo, el talóforo
te ofrenda, y te cantan los bardos,
con sangre de Ovidio y Cristóforo.
Que nunca florezcan los cardos
en tu álgida tumba, Durante,
y siempre florezcan los nardos,
las rosas y el ópalo, Dante.