Al fin una noche solos
luego de mucho esperar,
por fin llegó nuestro momento
el que tanto nos costó lograr.
Nuestra primera noche juntos
iba a ser bajo las estrellas,
quien lo hubiera dicho mi amor
rodeados de la naturaleza.
Una pequeña playa y bajo un enorme árbol
cerca del rio, frente a frente nos sentamos,
y sin hablar ni una sola palabra
por instinto comenzamos a besarnos.
Armoniosamente el uno al otro nos desvestimos
y yo tu hermoso cuerpo comencé a recorrer,
besando y acariciando tímidamente
tu blanca, delicada, y suave piel.
Tus cariñosos dedos recorrieron mi espalda
y al mirarnos vimos el fuego de la pasión,
nuestros cuerpos ingobernables se abrazaban
en una mágica y sensual relación.
Todo era natural y simplemente perfecto
sin que hubiéramos planeado nada,
solo nos habíamos dejado llevar
por una pasión impensada.
Nos entregamos sin condiciones
sin dudas, sin ningún temor,
nuestros cuerpos ardían en sensaciones
con la fuerza de un volcán en erupción.
El éxtasis fue extremo
fue un clímax de místico placer,
fue unirnos definitivamente
y en algo nuevo llegar a renacer.
La luna y las estrellas fueron testigos
y al amanecer nos despertó el sol,
estábamos desnudos, abrazados, juntos
tras nuestra primera noche entregados al amor.
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Mi amada Jennifer, mi primer y único amor y yo
en la mágica o quizás mística noche del 24 de octubre de 1994
hicimos el amor por primera vez en una escondida playa, protegidos por
unos árboles, por la luna y las estrellas.
Esa noche nuestros cuerpos, corazones y almas se unieron
para toda la eternidad.