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Nuestra entrega olvidó los limites…
Caminamos buscando la hondonada,
llegamos a olas y rocas milenarias
El horizonte detrás de nosotros,
Desnuda la herida del placer,
Abierta y vaciando nuestra respiración.
La embriaguez confundió las distancias
Parecemos no comprender,
la música de una caracola después de muerta,
aunque lo nuestro termine dejara el sonido
de una cascada torrentosa y en calma...
Cuando te vayas estaré en cualquier lugar.
La despedida desnuda el silencio,
los mínimos espacio que dejamos,
equivocados en lo innecesario de las palabras,
El amor es magia, pero el dialogo
eslabón, que amarra cada célula del placer
mientras, nuestros cuerpos hechos uno,
juegan en el límite del deseo.
Quizás, desde la ventana, te preguntes
¿Cuáles son los límites de los halcones
peregrinos entre montañas y bosques?
Quizás desde la puerta abierta,
te pregunte por los límites del olvido.
Ambos no sabemos de amor,
y, si esta despedida es regreso
o una aventura fugaz del placer.