Hay un tiempo para todo
que en algún momento llega;
y así la vida se entrega
en cándido y pleno modo.
A veces nos trae lodo
como también alegrías,
otras provoca sangrías
que nos causan mil tormentos
y según soplen los vientos
también hará que sonrías.
Hay tiempo para la vida
y también para el amor,
para sentirnos mejor
o llevarla por perdida.
Tiempo para la comida
y tiempo para dormir,
lo mismo para reñir
como ser dulce en el trato;
mas lo que resulta ingrato
es que hay tiempo pa’ morir.
En tal forma y de tal modo
se empeña en marcar la senda
con exactitud tremenda
qye se da en cualquier recodo.
Parece controlar todo
con su pulsar incesante
llevándonos por delante
con sus ritmos siempre eternos,
y así lograr poseernos
sin excusa ni atenuante.
Jorge Horacio Richino
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