Conchita Mora

De un burro para una burra

 


No porque tenga cuatro patas se hace burra
—la mesa tiene cuatro y sigue siendo mesa—
es burra porque con sutil tibieza
se safa y que su bulto a otro le escurra.

¿Qué si es buena poetisa y lisonjera?
Lo es, le reconozco su talante,
pero suelta su carga y con desplante
la burra de mi hermana muestra su flojera.

¡Mi nieta es la culpable —qué nefasto—
y usted también hermano, usted y usted!,
que no es su culpa, culpa a la internet
mientras la burra duerme y come pasto.

Pretende desafiar tu inteligencia
haciéndose la víctima del tema
y manda en papelitos su poema
logrando que se colme tu paciencia.

No digo quien es burra, por ahorita,
con pelos y señales lo desvelo,
por apellido el de su esposo, un tal Ravelo,
se llama Concepción, la tal Conchita.