En la tierra, de pastos y labores,
germinando en silencio mi añoranza
plantando con mis manos mi esperanza,
no digo que nunca fueron dolores.
Lo que son mis encantos, mis amores,
que tanto tiempo cuidé con templanza,
y espero el buen fruto, con mi confianza,
que seguro darán buenos sabores.
Y no pienso esperarme más sentado,
desde que, germino hasta recoger,
sino que cada día con cuidado
a cada semilla dar de beber.
Y nunca en el campo estaré cansado
para ver a mis plantas florecer.