Voy a extrañar sus besos, hijos míos,
voy a extrañar tu abrazo buen amigo;
y el calor de tu cuerpo, bien amada,
ya no estará conmigo.
Los días y las noches caminarán despacio
mientras todos deseamos ese feliz reencuentro,
y no habrá alma ni habrá espacio
que impida expresar lo que llevamos dentro.
No seremos los mismos, estoy seguro,
porque mucho cambiará en ti y en mí.
Caminaremos más lento, sin apuro,
porque el mundo lo exige... ¡porque sí!
Cuando nos encontremos nuevamente
vamos a ver el mundo de otro modo,
seremos más humanos, ciertamente
y lucharemos con fuerza, codo a codo.
El sol y la luna seguirán estando allí
iluminando mares, montañas y praderas,
y el canto de los pájaros continuará arrullando
cual si la vida fuese una eterna primavera.
Yo sé que así será, Dios me lo ha dicho;
la vida será otra... más humana,
y no es que para mí sea un capricho;
es que al pasar el tiempo, toda herida sana.